Mi colegio era conocido por tener muchos
aliancistas, casi el 60% del colegio alentaba a ese equipo, el 35% era de la U
– era muy raro encontrarlos porque no decían de qué equipo eran por miedo a
los aliancistas – y el 5% era de Sporting Cristal y otros, que casi ni se veían
o escuchaban. Sin embargo, mi prima, mi hermana y yo éramos muy conocidas en el
colegio por ser las que sin miedo decían a todos ser de la U.
Entonces, dadas esas circunstancias, se imaginarán el
porqué de tanto alboroto en el colegio. Recuerdo que mientras pasábamos por ahí
nos gritaban: “Gallinas, les vamos a ganar”, y nosotras, como siempre, solo nos
reíamos y, aunque moríamos de nervios por el partido, mostrábamos una mirada de
seguridad, les respondíamos: “ya veremos”.
Ganamos el primer partido por 1 – 0 en Matute. La
figura del partido fue Raúl Fernández, el arquero, quien después de ese partido
recibió el apodo de Superman, pues volaba en cada atajada. Por otro lado, el
dueño del gol fue Piero Alba, con un golazo de tijera. Aunque los aliancistas
estuvieron atacando, el partido ya estaba cerrado, la U les ganaba, en su casa. Estaba más cerca de ser campeón.
Para el partido de vuelta ya estábamos más
tranquilos, incluso un empate nos haría campeonar. Mientras los aliancistas
tenían esperanza en un tercer partido – hasta mandaron a hacer sus polos con la
frase: “VAMOS AL CUZCO” – nosotros ya saboreàbamos la victoria.
El último play off, definitivamente, fue nuestro. Atacamos más y tuvimos más posibilidades de anotar, además, teníamos a Fernández,
el arco estaba seguro. “Ñol” Solano sentencia la final y, con un gol de penal,
mantiene la ventaja sobre Alianza para el campeonato.
La emoción que viví ese día fue impresionante. Al dìa siguiente, estaba pendiente de todo: Los
titulares de los diarios, los videos, las noticias
y, obviamente, no podía olvidar el restregar a esos aliancistas del colegio quién
era el campeón.
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